Soy Lupita, una chica de 21 años, que estudia la Licenciatura en Pedagogía, pasé a quinto semestre, voy a la mitad de mi carrera. Llevo dos semestres en el taller de teatro, y puedo decir que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi trayectoria escolar, ya que me ha ayudado a avanzar en muchos aspectos profesionales.

A muchos les gusta el futbol, leer, escribir o bailar, yo siento un gran gusto en ver obras de teatro, esa potencialidad que tienen los actores en escena, lo admiro, y yo quería eso. Esa energía y valentía de estar frente a un público, pero nunca se me había presentado la oportunidad de estar en un taller de teatro, hasta ahora.

La primera vez que me inscribí al taller de teatro fue por internet con el fin de hacer algo más que asistir a mis materias curriculares, aprovechar lo que me ofrece la universidad. Al conocer los talleres que había, me di cuenta de que existía el de teatro, no lo esperaba, no sabía que la escuela tuviera ese taller, hasta ese grandioso día.

Escogí teatro, por gusto a este arte, pero también pensando que me ayudaría a controlar los nervios y mejorar mi desenvolvimiento frente a un grupo de personas. Despues de dos semestres en este taller, confirmo que es algo que me satisface y llena como persona, soy parte de eso, le doy vida a un texto, disfruto cada acto que hago. Claro que me ayudó en lo que pensaba y me dejó más de lo que esperaba

Recuerdo que había dos horarios, yo escogí martes y jueves, con la profesora Betsabé Iraís. Sin saberlo escogí a una súper maestra, con una excelente formación teatral, una excelente persona, que nos transmite más que conocimientos, una cultura artística muy rica y valiosa, fomentando en nosotros capacidades de crecimiento como profesionales de la educación y personas creadoras de arte. 

El taller me ha hecho valorar y respetar el trabajo artístico, me ha enseñado a expresarme tanto corporalmente y verbalmente frente a diferentes casos, me ha ayudado a concentrarme en lo que pienso y digo, mi memoria ha mejorado, me ayuda a modular mis emociones, a trabajar en equipo, sobre todo ha impulsado mi creatividad, me ha dado seguridad, ha creado un verdadero cambio en mi vida retraída que solía tener.

No pensé que el taller me dejara lo que acabo de escribir, pensaba –solamente me enseñarán a memorizar un texto y decirlo en público– pero no, te enseñan técnicas de relajación, creatividad, concentración, aprendes mucho más que sólo leer un guion. Como dije al principio, admiro a los actores en escena, y claro, no sabía por lo que tenían que pasar al pararse frente a un público y actuar, era de esperarse que teatro te dé más que interpretar a un personaje.

Me deja mucho el taller de teatro en mi vida, aparte de tener más responsabilidades en mi vida académica, me alegra y relaja demasiado cada clase, estoy muy contenta con mi equipo de trabajo, mis compañeros son estupendos, mi maestra es un ejemplo a seguir, estoy rodeada de grandes personas en ese taller, estamos en un ambiente donde te puedes sentir segura de hacer y decir lo que quieras, hay un apoyo como equipo.

Como pedagoga me ayuda mucho a la hora de estar frente a un grupo de personas, los nervios se hacen más pequeños cada vez que presento una obra, ese cosquilleo en mi cuerpo ha ido desapareciendo, esa seguridad en mi voz y cuerpo se ha fortalecido. Sé que hay mucho por mejorar, tanto en teatro como en mi carrera, salir de la opresión en la que fuiste formado es difícil, pero las intenciones me las fortalece teatro y mi profesora adjunto, para exigirme más y seguir desarrollando aptitudes a favor de mi perfil personal.